En muchos casos se intenta fomentar tanto desde los medios académicos, como desde el mundo profesional el cisma entre edificación y urbanismo. En vuestra opinión, ¿Qué relación existe entre edificación y urbanismo? ¿Existe algún cambio en dicha relación? ¿Podríais hacer un balance de la evolución y cambios de esta relación en la disciplina actual?
J.M.EZQUIAGA: Esta cuestión ha sido un hilo conductor en mi ejercicio profesional. Tengo el convencimiento de que el urbanismo es parte de la arquitectura y viceversa. Y lo voy reforzando con el tiempo, incorporando nuevos inputs. El urbanismo limitado por la visión de corte jurídico te va alejando de la verdadera voluntad de transformación que tiene la disciplina. La toma de tierra del urbanismo lo reconcilia sin ninguna duda con la arquitectura, es una relación de mutua inclusividad. Los temas prioritarios de la agenda son compartidos: temas de sensibilidad geográfica, de reenganche a la demanda social, de recuperación del vínculo social de la arquitectura. En los episodios vinculados a un cambio se ha hecho evidente siempre la necesidad de transversalidad entre urbanismo y arquitectura. Podemos hablar del urbanismo como el elemento de vínculo entre la arquitectura y la sociedad. No es que se necesiten mutuamente es que son facetas de la misma actividad.
E.GIMÉNEZ. En la reivindicación del proyecto urbano la esencia del problema está en la naturaleza de la actividad que es la proyectación, es decir la actitud del proyectista frente al problema. Se trata de un código genético abierto, común a la arquitectura y el urbanismo. En ambos casos no se puede abandonar la metodología del proyecto.
JME. Yo creo que lo que más se comparte es la vocación de dar el salto a transformar la realidad. Una sensibilidad polimórfica, haciendo un símil freudiano, hace que algunos elegidos sean capaces de ser sensibles antes lo geográfico, lo plástico y la pequeña escala. Como por ejemplo Le Corbusier cuando se plantea la transformación de la ciudad de Bogotá.
EG. Pero existen más dimensiones. Le Corbusier tenía cierta autonomía en la actuación y se pudo plantear el lujo de actuar sobre ciudades valorando su composición, no tanto el proceso de gestión urbanística o de aspectos de construcción real y material, y por lo tanto su éxito es relativo. Cuando tuvo la oportunidad de hacer una ciudad ex novo como Chandigarh, pues bien, pero no sé si el Bogotá de hoy bebe mucho de sus ideas.
JME. Eso nos lleva a preguntarnos qué capacidad tienen las ideas de transformar la realidad. Tendemos a pensar que sin norma no hay principio. Pero, y creo que tú piensas lo mismo, los principios pesan más que las normas. Las normas sin principios suelen ser cascarones vacíos.
EG. Lo que estás diciendo nos ha colocado a los urbanistas en el desafío de asegurarnos una posición intelectual frente al problema de debate de las ideas. Quizás la arquitectura de edificación ha perdido un poco esa parte, más sujeta a unos códigos más formales, de moda, quizás menos ideológicos.
JME. Yo percibo que la generación más joven vuelve a recuperar esa idea. Necesitan cargarse de razón. Están, más que nunca, interesados por la ciudad. El urbanismo está tan cargado de una estructura jurídico-administrativa tan pesada, que llega un momento en que se pierde de vista el por qué se puso en marcha todo esto. Los jóvenes al no ser parte del sistema todavía, son más reactivos, se enfrentan con menos prejuicios a las nuevas problemáticas ambientales. No se puede pensar en abstracto sino en cómo realmente el urbanismo incide sobre la gente, sobre la sociedad. Estamos redescubriendo temas como la participación ciudadana, o el activismo de la ciudadanía en el medioambiente, la ciudad existente, los nuevos espacios periféricos que ya no corresponden a las leyes canónicas de lo que entendíamos como ciudad, en las nuevas tecnologías y en qué medida están transformando la arquitectura.
Hacia qué práctica urbanística? es una entrevista publicada en el número 11 de VPOR2 Revista de Vivienda. Iremos recogiendo extractos en este blog.